¿Qué Dios me pague? O la importancia de politizar el cuidado

Frases como: “Gracias a Dios está bien”, “Que Dios te pague”, son muy comunes cuando se trata de cuidar. No pretendemos cuestionar la orientación religiosa de nadie, sino por el contrario, ir más allá sobre lo que implica cuidar.

Resaltamos que cuidar la vida de quien amamos es satisfactorio. Cuidar no debe ser sentido como una carga. Sin embargo, cuando el cuidado se resuelve solo en lo privado, es decir, a cargo de algunas personas en las familias, sin cuestionar si es o no justo; así como cuando se hace sin políticas y programas adecuados que hagan del cuidado un derecho; cuando no se piensa como algo común y no se valora socialmente, el cuidado puede afectar económica, laboral, emocional y físicamente a las personas cuidadoras (90% mujeres) y a quienes son cuidadas.

Insistimos en que el cuidado debe ser politizado, pero ¿qué quiere decir esto?

En primer lugar, queremos hablar y escucharnos, que existan espacios de diálogo sobre cómo se vive el cuidado, para paralelamente, construir en colectivo análisis y propuestas que contribuyan a orientar nuestras acciones a favor de una agenda política sobre el cuidado, que sea transversal y que considere la diversidad de realidades y voces.

La politización implica participar, informar, fomentar el pensamiento crítico y la organización social.  

Politizar el cuidado significa también no romantizarlo, no dejar al azar o la voluntad divina o personal, aquello que si podemos intentar resolver entre nosotrxs y como colectividad. Asimismo, implica hablar de su carácter contradictorio, es decir, que cuidar significa un desgaste emocional, físico y un gasto de recursos financieros, materiales, humanos y de bienes derivados de nuestra relación con la naturaleza, que deben ser discutidos, valorados y atendidos.

Actividades y procesos como:

  • Abastecer de insumos necesarios para el cuidado (agua, alimentos, energía, transporte, etc.).
  • Dar atención directa a una persona: bañarla, limpiarla, preparar sus alimentos y dar de comer, llevarla a las consultas, moverla para acostarla, sentarla, o desplazarla.
  • Atender y procurar la salud mental y buen ánimo de la persona cuidad y de quien cuida.
  • Gestionar el tiempo para el trabajo remunerado y para todas aquellas otras actividades, responsabilidades, deseos, tiempos de descanso de quien cuida.

Entre muchas otras, involucra el cuerpo en su complejidad e integralidad y requiere de aspectos concretos.

Un testimonio sobre el costo del trabajo de cuidados

El cuidado también son costos, aunque el trabajo de cuidados sea mayoritariamente no remunerado, realizado por mujeres de la familia de manera voluntaria y/o por afecto, si se requiere cubrir monetariamente las cosas que hacen posible la reproducción y el cuidado cotidiano

Aunque cada situación es diferente y por ello hablamos de la importancia de una mirada que considere género, clase, etnia, edad y lugar, a continuación, desglosamos los gastos de un ejemplo conversado con una mujer de 60 años, que cuida de 5 a 6 veces al mes de su padre, una persona mayor de 80 años. La persona cuidada requiere atención directa para realizar sus actividades cotidianas, así como asistencia para poder acudir a revisiones y atención médica en el seguro social.

El cuidado es repartido con otras integrantes de la familia (5 mujeres y 1 hombre en total), todas estas personas cuidadoras destinan el mismo tiempo y deben cubrir con los rubros señalados en la tabla 1. Sin embargo, cada una lo resuelve de distintas maneras de acuerdo con sus propias actividades y posibilidades económicas.   

Fuente: Elaboración propia con base en testimonio de la persona cuidadora

Este es solo un ejemplo sobre aspectos concretos que requiere el cuidado. Pero en general, se trata de una compleja trama para garantizar: tiempo, ingresos económicos, alimentos, ambiente sano, personas capacitadas y sanas que puedan cuidar en condiciones dignas para ellas y para las personas que atienden. Esto solo será posible en la medida en que continuemos dialogando, investigando y proponiendo una agenda política en la que se toquen aspectos sobre cómo generar una infraestructura adecuada para cuidar en cada territorio, cómo orientar la redistribución de la riqueza a favor de una vida digna, cómo impulsar que las instituciones y políticas públicas estén realmente comprometidas en cambiar la organización social actual del cuidado de manera justa y cuáles son los caminos que podemos construir como sociedad a favor del cuidado como bien común.

Y tú ¿cuánto gastas en cuidar?

#PoliticemosElCuidado

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