RECONSTRUYENDO LA DIGNIDAD HUMANA

Pronunciamiento desde la Red de Cuidados en México


No existen desastres naturales: hay fenómenos naturales, el desastre siempre es humano.
Después de los sismos de septiembre de 2017, los estados de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla
y la Ciudad de México despliegan grietas profundas que manifiestan las desigualdades
estructurales que caracterizan el conjunto de nuestra sociedad. El desastre humano que vivimos en
las semanas pasadas es expresión de las relaciones de poder asimétricas que persisten en nuestro
país y que se constituyen a través de elementos que nos sitúan en el mundo – como el sexo, la
orientación sexual, la clase, el lugar de residencia, la edad, el color de la piel, la etnia y el estatus
migratorio – marcando el grado de vulnerabilidad de nuestras vidas.
En el entendido de que mediante el esfuerzo colectivo, podemos convertir el desastre humano en
un empuje por la vida digna, desde la Red de Cuidados en México apuntamos lo siguiente:


● En la Ciudad de México, las cifras oficiales señalan hasta el momento 369 personas
fallecidas como consecuencia del sismo del 19 de septiembre, siendo la mayoría de ellas
mujeres. Una cifra que plantea que la división sexual del trabajo dibuja una constante de
precariedad en las vidas de distintas mujeres y que se agudiza en situaciones de crisis o
desastres.


● En ausencia de un sistema de cuidados que promueva la distribución justa de los mismos,
95% del trabajo del hogar remunerado -que aporta en una parte sustancial al bienestar de
las familias- es llevado a cabo por mujeres de colonias populares y comunidades aledañas
en condiciones de precariedad extrema.


● En la Ciudad de México, las trabajadoras del hogar -muchas de ellas principal sostén
económico de las familias-, junto con las costureras, forman parte de los sectores más
lastimados por el sismo del 19 de septiembre, y comparten situaciones de precariedad
laboral y falta de protección social.


● La emergencia movilizó a la sociedad civil y se observó una efervescente solidaridad para
levantar escombros, recabar víveres, socializar información y crear estrategias para
contribuir a través de capacidades personales individuales. Es decir, la ciudadanía practicó
en la coyuntura el cuidado en su dimensión colectiva. Sin embargo, estamos constatando
cómo ciertas actividades son más visibles y valoradas que otras, ya que las brigadas y todo
aquello que se ha encontrado en el espacio público ha atraído la atención, mientras que las
prácticas de autocuidado y de contención al interior de los hogares han quedado
nuevamente silenciadas.


A la luz de estas reflexiones exigimos:


● Que la etapa de reconstrucción posterior a la crisis sea con perspectiva de género y
garantice la vida digna, considerando como eje transversal concretamente a los cuidados
que dan sostenibilidad a la vida digna.


● Atender, en el contexto del desastre, las necesidades y las condiciones de las personas que
son cuidadas y quienes cuidan, garantizando el derecho a la vida digna y la autonomía.


● Reconocer que las mujeres continúan aportando casi 80% del trabajo de cuidados no
remunerado en los hogares. Razón por la cual muchas de ellas han brindado contención a
sus familiares y amistades tras los sismos y lo seguirán haciendo en la reconstrucción que
es un proceso de largo aliento, por lo cual por un lado es importante que sus necesidades
sean consideradas y atendidas, bajo el marco de derechos humanos y con enfoque de
género e interseccional. Por el otro lado es imprescindible que la sociedad en su conjunto
se responsabilice de los cuidados, tanto en todas las etapas del proceso de reconstrucción
como a través de un sistema de cuidados que discontinua la división sexual del trabajo.


● Para todas las personas afectadas, pero especialmente en el caso de las trabajadoras del
hogar, demandamos un esfuerzo sustantivo por dar a conocer el número de aquellas que
fallecieron, resultaron heridas y/o perdieron su trabajo; así como la comunicación de los
fallecimientos a familiares y los apoyos reales y dignos necesarios para las familias que se
ven impactadas por la pérdida de los ingresos.


● Establecer un piso común en los albergues (como respuesta inmediata y de mediano plazo)
para tomar acciones que garanticen el cuidado integral de las personas más allá de la mera
satisfacción de necesidades básicas.


● Asimismo demandamos que los datos sobre las personas afectadas tengan un enfoque
interseccional para conocer las desigualdades estructurales que persisten a fin de construir
mecanismos específicos para la prevención y atención de situaciones de desastres.


● Crear mecanismos de exigibilidad para la rendición de cuentas y transparencia de las
donaciones recibidas para la reconstrucción tanto por parte de la ciudadanía, como de las
empresas y cooperación internacional. Así como un uso de dichos recursos, sensible al
género y consciente del cuidado en sus distintas dimensiones.


● Que las instituciones sean capaces de dar una respuesta coordinada ante situaciones de
emergencia y atender los vacíos en políticas públicas y programas para poner en el centro
la vida digna, creando protocolos de protección civil que además de la revisión inmediata de
las estructuras, contemplen el monitoreo y acompañamiento de las personas afectadas
directa e indirectamente en los barrios, los albergues y en los procesos de reconstrucción
de las dinámicas cotidianas.


● Que se construya una sólida política pública que responda a la realidad sísmica de la
Ciudad de México con especial énfasis en los sectores salud, educación, protección social y
vivienda.


● Que en el Sistema de Cuidados que se diseñará para la ciudad (en respuesta a lo
planteado en el Art. 9 de la Constitución de la CDMX) se incluya la garantía del derecho al
cuidado en las etapas de un desastre: prevención, crisis, respuesta inmediata y
reconstrucción, siempre desde una perspectiva de género que advierta el no reproducir
estereotipos de género.


● Terminar con las situaciones de complicidad entre el mercado inmobiliario y la corrupción
institucional que dejan de lado los criterios de calidad e inspección y ponen en riesgo la vida
de las personas.


¡El cuidado de la vida digna al centro de la reconstrucción de las comunidades y la
sociedad!
Red de Cuidados en México
reddecuidadosenmexico@gmail.com

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *